El presidente francés Nicolas Sarkozy y la ex modelo Carla Bruni ya son marido y mujer, pues se casaron este sábado en el Palacio del Elíseo, poniendo fin a semanas de rumores sobre esta unión, anunció el alcalde del distrito VIII, François Lebel, quien ofició la ceremonia.
El Elíseo, sede de la presidencia francesa, confirmó el casamiento hacia el final de la tarde mediante un escueto comunicado.
«La señora Carla Bruni Tedeschi y el señor Nicolas Sarkozy anuncian que se han casado esta mañana en presencia de sus familias en la más estricta intimidad», indicó ese texto.
Varias horas antes, Lebel reveló a la AFP que había celebrado la boda, confirmando informaciones adelantadas por las radios francesas RTL y Europa 1.
«Casé a dos electores del distrito VIII que viven en el número 55 de la calle Saint Honoré», la dirección del palacio del Elíseo, declaró Lebel.
«Es la primera vez en la historia de la República (francesa) que un presidente se casa durante su mandato. Es la primera vez (…) que un presidente se casa en el Elíseo«, añadió el regidor.
Sarkozy, de 53 años, se divorció en octubre pasado de Cecilia Cigagner-Albeniz -divorciada de un popular presentador de televisión- tras once años de matrimonio y con quien tuvo un hijo. El jefe de estado tiene además dos hijos de un primer matrimonio.
Sarkozy y Carla Bruni, ex modelo y cantante de 40 años, hicieron pública su relación a mediados de diciembre pasado, cuando se dejaron fotografiar en el parque de atracciones de EuroDisney.
Según Lebel, el matrimonio se celebró «en el primer piso del Elíseo, en un salón», en presencia «de unas 20 personas: la familia cercana y unos amigos».
«Todo ocurrió normalmente, como siempre. La boda duró, como es costumbre, unos veinte minutos. La novia estaba de blanco, radiante como siempre. El novio no estaba tampoco mal», añadió.
El alcalde de distrito guarda de este acontecimiento el recuerdo de un «momento de intimidad familiar para los jóvenes casados» y un momento «de gran sencillez y afección para los esposos». Les deseo mucha felicidad», agregó.
Según el alcalde, el último jefe de Estado que se casó en ejercicio fue «Napoleón III y, antes, Napoleón I».
Desde los rumores de boda, la pareja aparecía todas las semanas en la prensa francesa, en particular en las revistas.
En una conferencia de prensa, Sarkozy aseguró el mes pasado que se negó a ocultar su relación, para «marcar una «ruptura» con una «deplorable tradición de nuestra vida política: la hipocresía y la mentira».
«Con Carla hemos decidido no mentir», afirmó el presidente francés, que llegó al Elíseo en mayo pasado.
«Con Carla hemos decidido asumir», insistió Sarkozy, a quien parte de la prensa acusa de poner en primer lugar de la escena su vida privada para ocultar las dificultades de su política, en particular en el ámbito económico.
A fines de diciembre, Sarkozy y Bruni pasaron unos días de vacaciones en Egipto y en la semana de reyes estuvieron en Jordania, siempre seguidos por una multitud de fotógrafos y periodistas.
La boda se produce días después de que diversas encuestas de opinión señalaran una fuerte baja en el índice de popularidad de Sarkozy, que ahora goza de la confianza de sólo el 41% de los franceses, ocho puntos menos que desde su triunfal elección. Los franceses le reprochan la falta de resultados de la política gubernamental en materia de poder adquisitivo y exponer demasiado su vida privada.
Sarkozy fue el primer candidato divorciado -de un primer matrimonio- que llegó a la presidencia francesa. Y además es el primer jefe de Estado francés que se divorcia durante su mandato.
Al casarse con Carla Bruni, criada en una familia de empresarios y artistas del norte de Italia, se convirió en el segundo presidente francés, después de Raymond Poincaré, en contraer matrimonio con una italiana; Poncaré se había casado con Henriette Adeline Benucci, en 1904.